Más de 4 000 efectivos, destructores y un submarino nuclear integran el despliegue, que genera tensiones diplomáticas en la región.
Durante una entrevista en El Tren de la Mañana de El Dorado Radio, el politólogo cubano-americano Julio Shiling, director de Patria de Martí y The CubanAmerican Voice, respaldó el despliegue naval impulsado por la administración Trump. Afirmó que “EE. UU. actúa en defensa propia frente a un enemigo que combina narcotráfico y comunismo para desestabilizar el hemisferio”.
La operación, que involucra unidades de la Marina y del Comando Sur, busca neutralizar las rutas marítimas del tráfico de drogas y reforzar el control de seguridad en zonas cercanas a Venezuela, Colombia y Centroamérica. Según el Pentágono, el dispositivo incluye 2.200 marines, barcos anfibios y un submarino nuclear, con ataques confirmados a embarcaciones sospechosas desde septiembre.
Shiling argumentó que el narcotráfico “opera como una guerra asimétrica” y que, ante esta amenaza, “Estados Unidos tiene la obligación de proyectar fuerza en defensa de su seguridad nacional”. En su criterio, las acciones responden también a un componente ideológico: “la lucha contra los regímenes comunistas del continente que amparan redes criminales”.
El Gobierno de Colombia ha calificado la presencia militar estadounidense como “desproporcionada” y recordó que existen mecanismos de cooperación marítima ya establecidos. Frente a ello, Shiling sostuvo que “Bogotá debería actuar como socio estratégico, no como espectador”, y propuso mecanismos de supervisión internacional que garanticen transparencia y respeto a la soberanía regional.
El analista internacional Michael Shifter, expresidente del Diálogo Interamericano, advirtió a DW que el refuerzo naval estadounidense “puede provocar una nueva carrera de tensiones en América Latina y afectar la cooperación regional en seguridad”. Agregó que la operación “reaviva la histórica suspicacia de los gobiernos latinoamericanos frente al poder militar de Estados Unidos en el Caribe”.
Para Shiling, sin embargo, el despliegue marca “un nuevo capítulo en la defensa de la libertad y la seguridad hemisférica”, al considerar que la estabilidad regional depende de acciones firmes contra las amenazas transnacionales.








