Expertos afirman que el papa refleja una forma de poder alternativo, basado en la autoridad ética y el prestigio histórico.
El liderazgo del papa, quien tiene el poder y la potestad del apóstol Pedro, trasciende lo espiritual y -desde hace varios miles de años- ocupa un lugar estratégico en la geopolítica mundial. Aunque la autoridad del Santo Padre emana del púlpito y su legitimidad proviene de la fe, la figura del vicario de Cristo como jefe de Estado, mediador moral y figura influyente, representa una dimensión de poder profundamente efectiva.
En su calidad de líder de la Iglesia católica en El Vaticano, el papa goza de tres potestades, así lo explicó Hernán Olano, abogado y doctor en Derecho Canónico. “El jefe del ejecutivo, del legislativo y del judicial, y de él dependen las demás entidades de la iglesia como potestades vicarias, es decir delegadas”.
Por su parte, Catalina Bermúdez, doctora en Teología y profesora de la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas de la Universidad de La Sabana, se refirió al significado de ser papa y por ende el representante de Dios para 1.400 millones de católicos en el mundo.
Y esa representación, como jefe del Estado Vaticano, le permite participar en la diplomacia internacional con plena legitimidad jurídica. Además, el sumo pontífice, título cedido por el Imperio romano, tiene la capacidad de reunir a líderes de distintas religiones, naciones y culturas. Su imagen, según Olano, representa la visión moral del Estado.
En ese sentido, su mensaje atraviesa las fronteras religiosas y se convierte en un actor significativo en la política internacional. Según el catedrático Petr Kratochvíl, del Instituto de Relaciones Internacionales de Praga, “el papel específico del papa en la política mundial se ha ido personalizando cada vez más”, destacando su influencia en asuntos globales. En consecuencia, Bermúdez señala que ser cabeza de la iglesia como sucesor de Pedro, implica guiar a la comunidad católica en el momento presente.
Asimismo, el obispo de Roma tiene una silla como observador en las distintas organizaciones multilaterales, que tienen incidencia en las decisiones de las naciones, así lo mencionó el catedrático Hernán Olano.
Como líder espiritual, la enseñanza del papa alcanza territorios donde incluso las potencias se ven limitadas por intereses y fronteras y ejerce una influencia tangible en la política global, consolidando su papel como líder moral y actor geopolítico. En tiempos de guerras e incertidumbre, el papa refleja una forma de poder alternativo, basado en la autoridad ética y el prestigio histórico. Para Bermúdez, el mensaje del papa tiene un alcance mundial.
“Principalmente es un poder espiritual, es un poder o un referente moral. Tiene la responsabilidad de la fidelidad a la fe de miles y miles de católicos y de muchos otros creyentes que también confían en las orientaciones del Papa. Tiene un poder político, claramente, como cabeza de un Estado, un Estado que también es considerado civil, no solamente canónico eclesiástico”, explicó.
Más allá de la liturgia y los símbolos, sus encuentros tienen el peso de la diplomacia silenciosa que incide en conflictos, acuerdos y procesos de reconciliación internacional.
Los papas han utilizado su posición para influir en decisiones políticas y abogar por la justicia social, esta presencia en estos escenarios globales destaca la relevancia de la diplomacia vaticana y su impacto en la configuración de políticas a nivel mundial.