Se cuenta que hace muchos años, en un pequeño poblado a orillas de un río en Paratebueno, vivía una mujer de gran belleza y bondad; su vida cambió drásticamente cuando su esposo, un hombre mujeriego y dado a la bebida, la abandonó por una mujer más joven. Este acto de traición la sumió en una profunda desesperación y amargura.Desesperada y consumida por el deseo de venganza, la mujer recurrió a las artes oscuras y conjuros prohibidos. Su transformación fue gradual pero innegable, su mirada se volvió penetrante y ardiente, y un aura oscura comenzó a rodearla, acompañada de un aroma a azufre y humo. Los habitantes, aterrados, empezaron a referirse a ella como la Candileja.En las noches, de luna llena, la Candileja se transformaba en una bola de fuego que flotaba sobre los campos, iluminando la oscuridad con una luz fantasmal.Se decía que buscaba a hombres infieles y borrachos, revelando sus rostros asustados y culpables con su luz brillante y ardiente, su presencia llenaba el aire con un aroma a azufre y humo, creando una atmósfera de terror.Las historias de encuentros con la Candileja se han transmitido de generación en generación. Testigos aterrados cuentan cómo la bola de fuego se aproximaba sigilosamente a los ranchos donde hombres embriagados celebraban.Aquellos que se atrevían a mirarla de cerca afirmaban haber escuchado susurros y lamentos de mujeres desconsoladas, creando una advertencia sobre las consecuencias de la traición.La leyenda de la Candileja persiste como un recordatorio sombrío de que el pasado puede regresar con una furia ardiente y eterna para cobrar su precio.En Paratebueno, el fuego del juicio y la venganza eterna siguen siendo parte del imaginario colectivo, manteniendo viva la memoria de la mujer despechada convertida en un ser de fuego.
Por: Evelin Salazar