“Nosotros tuvimos una pérdida que fue una marca para toda la familia: la muerte de nuestro papá en una de las masacres en el municipio de Viotá. Sin embargo, somos una familia de fe y resistencia, y hoy creemos firmemente en el proceso de paz”, comparte Esquivel.El sendero, que se extiende por seis horas, está repleto de rocas cargadas de significado, como la Roca de la Vida y la Roca Milagrosa, “Las rocas no son solo piedras; son lugares de respeto y sanación”, explica Esquivel.Cada rincón del sendero invita a la reflexión sobre la historia ancestral y el impacto del conflicto, ofreciendo un espacio para la meditación y la conexión con el pasado.El Sendero de Arte Rupestre San Martín también juega un importante papel en la reconstrucción del tejido social de la comunidad, la oferta de alimentos autóctonos, como “platanitos” y guatila, refleja el apoyo a la economía local y la cultura campesina.“Nuestro compromiso es doble: recordar y apoyar a los productores locales”, añade Esquivel, resaltando cómo el proyecto también fomenta el desarrollo económico y social de la región.La participación activa de jóvenes y familias en el sendero demuestra su impacto positivo, “Nuestros hijos están involucrados en el proceso, aprendiendo y contribuyendo a la misión de paz”, dice Esquivel.El Sendero de Arte Rupestre San Martín ofrece una experiencia profunda y educativa, conectando a los visitantes con la rica historia y la belleza natural de Viotá. Abierto al público, el sendero, guiado por líderes locales comprometidos, permite explorar el pasado y abrazar un futuro lleno de esperanza y posibilidades.
Por: Melisa Munárriz