Originalmente concebida como una curiosidad social, la tabla adquirió rápidamente un aire de misterio y controversia, especialmente durante el auge del espiritismo.Los eventos espiritistas de la época eran cuidadosamente guardados en secreto debido a las estrictas normas culturales y religiosas, la participación en prácticas espirituales, como el uso de la Ouija, estaba mal visto y podía tener graves repercusiones sociales, por lo que la discreción era esencial para sus participantes.A medida que el siglo avanzaba, el entusiasmo por la Ouija comenzó a disminuir, pero no por mucho tiempo.El renacimiento de la Ouija en el siglo XX se atribuye al Sr. Kenaf, quien introdujo una versión comercial del tablero similar a la utilizada en las sesiones francesas, aunque presentada como un simple juego, la tabla pronto se vio envuelta en fenómenos paranormales y prácticas cuestionables que deterioraron su imagen.En este periodo, la figura del profesor Allan Carter, un científico fascinado por lo inexplicable, destacó al documentar casos relacionados con la Ouija.Carter utilizó la tabla para resolver casos para la élite y los gobernantes, pero su prestigio se vio afectado cuando la comunidad científica desestimó estos métodos como pseudociencia.Esto marcó el inicio de la polémica en torno al tablero, que pasó de ser un simple objeto de entretenimiento, a una herramienta controvertida para la comunicación con espíritus.Actualmente, la Ouija es vista a menudo como un juguete, pero su uso indebido ha generado numerosos relatos inquietantes de posesiones y eventos perturbadores. Investigadores y entusiastas del ocultismo sostienen que la tabla puede abrir portales a otras dimensiones, permitiendo la comunicación con espíritus y energías no encarnadas, perpetuando así su aura de misterio y respeto en el imaginario colectivo.
Por: Evelin Salazar