Hoy finaliza la 16ª Conferencia de la ONU sobre Biodiversidad (COP16), donde Colombia desempeñó un papel clave en la negociación de acuerdos históricos para la protección ambiental.
Uno de los acuerdos más relevantes fue la creación del “Fondo de Cali”, un mecanismo que obligará a industrias como la farmacéutica y la agroalimentaria a contribuir económicamente a la conservación de la biodiversidad. Aunque este fondo representa un avance significativo, su éxito dependerá de la implementación de normativas nacionales y del compromiso de las empresas. Además, la ausencia de Estados Unidos en el Convenio sobre Diversidad Biológica plantea incertidumbres sobre el impacto global de la medida.
En el evento, que reunió a casi 200 países, se aprobó un plan de financiamiento que busca movilizar 200.000 millones de dólares anuales hasta 2030, con un primer objetivo de recaudar 20.000 millones de dólares para 2025. Sin embargo, persisten interrogantes sobre la distribución de estos recursos y la participación de países desarrollados.
Durante la cumbre, también se definió una hoja de ruta para fortalecer el financiamiento de la biodiversidad de cara a la COP18 en 2028. Hasta entonces, los recursos serán gestionados a través del Marco Mundial para la Diversidad Biológica (GBFF). La ministra de Ambiente de Colombia, Susana Muhamad, resaltó la importancia de estos acuerdos dentro de la estrategia nacional “Paz con la Naturaleza”, la cual busca armonizar el desarrollo económico con la conservación de ecosistemas estratégicos.
Pese a los avances, organizaciones ambientalistas han señalado que aún existen desafíos en la equidad del acceso a estos fondos, especialmente para comunidades indígenas y locales. La próxima COP17, que se celebrará en Armenia en 2026, será clave para evaluar la implementación de los acuerdos alcanzados y fortalecer los mecanismos de financiamiento para la protección de la biodiversidad.