El Gobierno Nacional señala que el modelo actual no arroja los resultados esperados y el narcotráfico es el culpable de frenar el desarrollo del país; victimizando a millones de campesinos.
El Gobierno Nacional solicitó a la ONU la exclusión de la hoja de coca de la lista de sustancias más dañinas. Este pedido se dio bajo la premisa de ratificar el compromiso de Colombia con la reformulación de las políticas de lucha contra las drogas. En medio de la Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas, la ministra de Relaciones Exteriores, Laura Sarabia, pidió a la comunidad internacional un debate que permita reformar el régimen global de drogas.
Según señaló Sarabia, el pedido del Gobierno Nacional “está previsto por el marco legal vigente (…) confiamos en que el estudio científico de la Organización Mundial de la Salud nos dará la razón”. En este mismo sentido, la canciller fue contundente al afirmar que el negocio alrededor de la coca “sólo podremos arrebatárselo a los narcotraficantes si aprovechamos su potencial en usos industriales, como fertilizantes y bebidas”.
El gobierno de Gustavo Petro señala que el modelo actual no arroja los resultados esperados y que el narcotráfico es el principal responsable de frenar el desarrollo del país, victimizando a millones de campesinos y financiando grupos armados que representan una gran amenaza para los ecosistemas, como la Amazonia.
En su discurso, Sarabia respaldó la revisión científica de la hoja de coca que realiza la Organización Mundial de la Salud (OMS) a petición de Bolivia y que podría llevar a su exclusión de la lista de sustancias más dañinas en los tratados sobre drogas. Aunque la solicitud de Colombia ha generado polémica en algunos sectores de la oposición, países como Bolivia se han unido a este llamado y resaltan que han venido trabajando con la OMS y expertos internacionales para evaluar la hoja de coca desde la química, la farmacología, la toxicología, la medicina natural y los usos tradicionales.
Como medidas económicas que beneficien a los productores colombianos, la jefa de la diplomacia colombiana enfatizó la urgencia de generar opciones productivas viables y rentables, como el cultivo de cacao y café, en las regiones más golpeadas por el narcotráfico, como el Catatumbo y el Cañón del Micay. “No podemos permitir que las comunidades queden atrapadas en la violencia y el abandono. Debemos llevar recursos y proyectos de transformación territorial a quienes más lo necesitan”, afirmó.
En este contexto, la canciller también hizo un llamado a revisar los mecanismos de financiación internacional, teniendo en cuenta que “Colombia ha aportado 416 millones de dólares a la Oficina de Naciones Unidas para la Droga y el Delito en la última década, siendo el segundo mayor contribuyente después de Estados Unidos. Es imperativo que estos recursos se ejecuten con eficiencia, austeridad e impacto real sobre las comunidades afectadas”, subrayó Sarabia.