La falta de divisas ha afectado seriamente las importaciones, provocando un colapso en el abastecimiento de gasolina y diésel en distintas regiones del país, como La Paz, Santa Cruz, Cochabamba y Oruro.
Bolivia enfrenta una crisis económica creciente marcada por la escasez de dólares, combustibles y el incremento de precios en productos básicos.
Desde principios de abril, las filas en estaciones de servicio se han vuelto interminables, mientras el Banco Central de Bolivia admitió dificultades para sostener la oferta de dólares, cuyo valor en el mercado paralelo ya supera los 8 bolivianos por unidad frente a la tasa oficial de 6,96.
Empresarios denuncian que no pueden importar insumos básicos, mientras el gobierno asegura que la situación es “controlable” y atribuye el desabastecimiento a “especulación y sabotaje”.
El transporte pesado ha paralizado actividades por la falta de combustible, lo que ha comenzado a impactar la distribución de alimentos y mercancías. La Confederación de Choferes de Bolivia y asociaciones de comerciantes han pedido medidas urgentes y denuncian que el gobierno de Luis Arce no ha presentado una solución concreta al deterioro económico.
Organizaciones sociales y sectores sindicales ya anuncian una jornada de paro nacional para los próximos días, exigiendo medidas estructurales, transparencia en el manejo de reservas y garantías para el abastecimiento interno. La crisis pone a prueba la estabilidad política del país, en un momento donde la presión social vuelve a tomar fuerza en las calles.