El presidente Volodímir Zelenski calificó la agresión como un acto deliberado contra civiles y pidió una respuesta más firme de la comunidad internacional.
El martes 3 de junio, un ataque ruso con sistemas de lanzamiento múltiple de cohetes impactó en el centro de la ciudad ucraniana de Sumy, dejando al menos tres muertos y 25 heridos, entre ellos varios niños. Ocho de los heridos se encuentran en estado grave, según informaron el ayuntamiento de Sumy y el Ministerio de Sanidad de Ucrania.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, condenó el ataque, calificándolo de “salvaje” y “totalmente deliberado contra civiles”. En su canal de Telegram, Zelenski señaló que al menos uno de los cohetes no detonó y quedó incrustado en un edificio de apartamentos, lo que demuestra, según él, la falta de intención de Rusia de poner fin al conflicto.
Este ataque se produce en un contexto de intensificación de las hostilidades, tras el reciente ataque ucraniano al puente de Kerch y la destrucción de más de 40 bombarderos rusos en Siberia. Además, las conversaciones de paz en Estambul entre Ucrania y Rusia han fracasado, con Moscú exigiendo concesiones territoriales y limitaciones militares que Kiev rechaza categóricamente.
Zelenski ha instado a Estados Unidos, Europa y a la comunidad internacional a tomar medidas más decisivas para presionar a Rusia, afirmando que sin una acción global contundente, el presidente ruso Vladímir Putin no aceptará ni siquiera un alto el fuego.
La ciudad de Sumy, situada a solo 30 kilómetros de la frontera rusa, ha sido objetivo frecuente de ataques desde el inicio del conflicto. Las autoridades locales han informado de daños en un centro médico, vehículos y edificios residenciales.