En la madrugada de este jueves, Rusia lanzó un ataque masivo contra Kiev, empleando al menos 70 misiles y 145 drones, en lo que se considera uno de los bombardeos más intensos sobre la capital ucraniana.
El ataque dejó al menos nueve muertos y más de 70 heridos, incluidos varios niños y una mujer embarazada.
Las explosiones causaron daños significativos en al menos 13 zonas de la ciudad, afectando no solo edificios residenciales, sino también vehículos y comercios. El distrito de Sviatoshin fue uno de los más golpeados, donde se reportaron ocho de las nueve víctimas mortales.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, interrumpió su visita a Sudáfrica tras el ataque y exigió un cese inmediato de los bombardeos rusos. Zelenski reiteró que Ucrania no cederá territorios ocupados y que cualquier negociación de paz debe respetar la integridad territorial del país.
Por su parte, el expresidente de EE. UU., Donald Trump, condenó los ataques y pidió a Moscú detener las hostilidades. Sin embargo, también criticó a Zelenski por rechazar una propuesta de paz que implicaría reconocer la soberanía rusa sobre Crimea, lo que ha generado tensiones diplomáticas adicionales.
El Kremlin afirmó que los ataques estaban dirigidos contra infraestructuras militares y negó haber atacado objetivos civiles. No obstante, la comunidad internacional ha condenado el bombardeo, calificándolo como una violación al derecho internacional humanitario.