En la noche del 26 de agosto, misiles y drones rusos impactaron en varios puntos de Kiev, dejando al menos 14 civiles muertos, entre ellos tres menores de edad, y más de 50 heridos. El presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, calificó el ataque como un crimen de guerra y pidió nuevas sanciones internacionales contra Moscú.
Al menos catorce personas murieron y medio centenar resultaron heridas tras un ataque masivo ruso con misiles y drones contra la capital ucraniana, Kiev. Entre las víctimas confirmadas hay tres menores de dos, 14 y 17 años, informó el jefe de la administración militar de la ciudad, Timur Tkachenko, en su canal oficial de Telegram.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, aseguró que se trata de un nuevo crimen de guerra y criticó a quienes siguen apelando a un alto el fuego. “Rusia elige misiles balísticos en vez de la mesa de negociación. Elige seguir matando en lugar de poner fin a la guerra”, afirmó en un mensaje a la nación.
El alcalde de Kiev, Vitali Klitschkó, indicó que unas 50 personas resultaron heridas, de las cuales 40 debieron ser hospitalizadas. “Los equipos de emergencia trabajan sin descanso, hay familias atrapadas y edificios residenciales gravemente dañados”, señaló en declaraciones.
Zelensky exigió una reacción internacional más contundente y pidió a países como China y Hungría pronunciarse con claridad frente a los ataques. Además, reclamó la imposición de nuevas sanciones contra Rusia, asegurando que “todos los plazos de la diplomacia han sido arruinados” y que el silencio global solo beneficia al presidente ruso, Vladímir Putin.
La ofensiva refuerza la tensión en momentos en que Ucrania busca mayores garantías de seguridad por parte de sus aliados y denuncia que Moscú intensifica el uso de armas de largo alcance contra centros urbanos, incrementando el costo humano de la guerra.