El político republicano, que desempeñó un papel central en la estrategia de seguridad nacional del gobierno de George W. Bush, falleció a los 84 años por complicaciones de una neumonía.
Cheney, quien fue vicepresidente entre 2001 y 2009, murió el lunes tras enfrentar problemas respiratorios y cardíacos. En 2012 recibió un trasplante de corazón, luego de décadas de afecciones coronarias.
Durante su gestión, tuvo un rol clave en las decisiones de defensa e inteligencia adoptadas por la administración Bush, particularmente después de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Fue uno de los principales impulsores de la llamada “guerra contra el terrorismo” y de la intervención militar en Irak en 2003.
En los últimos años, Cheney se mantuvo alejado de la vida pública, aunque continuó siendo una figura influyente dentro del Partido Republicano. En 2022 expresó fuertes críticas al expresidente Donald Trump, a quien acusó de representar “una amenaza para la república”.
De acuerdo con el comunicado familiar, el exvicepresidente falleció “rodeado de su esposa Lynne, sus hijas y otros familiares”. Su legado continúa siendo objeto de análisis histórico por su papel en la política exterior y de seguridad de Estados Unidos durante la primera década del siglo XXI.








