La presidenta Dina Boluarte fue destituida este viernes 10 de octubre por el Congreso del Perú, que aprobó una moción de vacancia por “incapacidad moral permanente”, tras semanas de protestas, denuncias de corrupción y creciente inseguridad nacional.
Con 124 votos a favor, el Parlamento peruano puso fin al gobierno de Dina Boluarte, quien asumió la presidencia en diciembre de 2022 tras la destitución de Pedro Castillo. La decisión, adoptada en una sesión extraordinaria, se basó en el agravamiento de la crisis de seguridad ciudadana y en el escándalo conocido como “Rolexgate”, por el uso de relojes de lujo que superaban sus ingresos declarados.
Boluarte no asistió al debate ni presentó defensa ante los legisladores, y posteriormente difundió un mensaje grabado en el que denunció “un proceso político carente de legitimidad”. La transmisión fue interrumpida por el canal estatal cuando la exmandataria comenzó a referirse a los avances de su gestión, lo que generó críticas de gremios periodísticos y sectores opositores.
Tras la votación, el presidente del Congreso, José Jerí Oré, asumió de inmediato el cargo de mandatario interino, prometiendo encabezar un gobierno de transición “de amplia base” y convocar elecciones generales en abril de 2026. En su discurso inicial, declaró que su prioridad será “declarar la guerra a la delincuencia organizada y restaurar la confianza pública”.
El país enfrenta así un nuevo episodio de inestabilidad política. Analistas consultados por Reuters y El País advierten que la destitución refleja la fragilidad del sistema político peruano y el agotamiento de su clase dirigente, en un contexto marcado por la violencia y el descontento social.