La Casa Blanca afirma que “no quiere” el cierre, pero presiona con posibles despidos y recortes si el pulso político se prolonga.
El Gobierno federal de Estados Unidos cerró oficialmente la medianoche de este miércoles, el primero desde 2019, después de que demócratas y republicanos no lograran pactar un proyecto para mantener operativas las agencias públicas.
Los servicios esenciales continúan, pero cientos de funcionarios enfrentan suspensión temporal o deberán trabajar sin sueldo hasta que se apruebe un nuevo presupuesto. La Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO) calcula que hasta 750.000 empleados podrían ser licenciados cada día de cierre.
Desde la Casa Blanca, Donald Trump afirmó: “El último que quiere un cierre somos nosotros; dicho esto, podemos hacer cosas durante el cierre…”, al subrayar que su objetivo es forzar acuerdos de gasto más duros. En días previos también sugirió que el Ejecutivo podría tomar medidas “irreversibles”, incluidos recortes y despidos en programas respaldados por los demócratas, un giro que elevó la tensión en el Capitolio.
El estancamiento ya tiene efectos concretos. Departamentos como Trabajo y Salud plantearon suspender publicaciones clave —como el reporte mensual de empleo— y frenar investigaciones clínicas y comunicaciones de salud pública. Aunque beneficios como Medicare y Seguridad Social siguen en marcha, cierres parciales en agencias como NIH y CDC reducen su capacidad operativa.
El frente laboral escaló de inmediato. Dos grandes sindicatos —AFGE y AFSCME— demandaron a la Oficina de Gestión y Presupuesto (OMB) y a la Oficina de Personal (OPM), alegando que las “amenazas” de despidos masivos durante el cierre violan las normas que rigen estos periodos y la garantía de pago retroactivo.
En el terreno político, los republicanos apuestan por someter una y otra vez un proyecto temporal de siete semanas; los demócratas exigen contrapartidas de política pública para prestar votos.
El Senado prevé nuevas votaciones en las próximas horas, pero no hay señales claras de una salida rápida. Según Maya MacGuineas, presidenta del Comité para un Presupuesto Responsable, “cada semana de parálisis gubernamental implica pérdidas multimillonarias y erosiona la confianza de los mercados”. Otros economistas, como Ian Shepherdson de Pantheon Macroeconomics, advierten que el crecimiento del PIB en el último trimestre podría reducirse en hasta medio punto porcentual si el cierre se prolonga.








