Las medidas aprobadas por la ONU afectan a empresas, organizaciones e individuos que contribuyan de manera directa o indirecta al programa nuclear de Irán o al desarrollo de misiles balísticos. El Consejo de Seguridad estableció que suministrar equipos, asistencia técnica o financiación relacionada es causal suficiente para ser sancionado.
Entre las disposiciones está la prohibición de vender o transferir armas convencionales a Teherán, así como de importar o exportar piezas y tecnologías vinculadas al sector nuclear. Se ordena congelar los activos en el extranjero de entidades e individuos relacionados con el programa, y se establece restricción de viajes a los países miembros de la ONU para las personas designadas.
Las resoluciones obligan a los Estados a limitar el acceso de Irán a instalaciones bancarias y financieras que puedan servir a sus programas militarizados. Aquellos que violen el régimen de sanciones se exponen al congelamiento de activos en todo el mundo. Además, la Unión Europea contempla reimponer sanciones propias para reforzar la presión económica sobre Teherán.
Estados Unidos mantiene sanciones unilaterales desde la salida del expresidente Donald Trump del acuerdo nuclear en 2018, incluyendo la prohibición a terceros países de comprar petróleo iraní. Mientras tanto, Irán sostiene que su programa tiene fines civiles y niega de manera reiterada la intención de producir armas nucleares.
La aplicación del llamado “snapback” requiere que los Estados actualicen sus legislaciones para hacer efectivas las medidas. La UE y el Reino Unido aún no han detallado cómo se adaptarán a la resolución. El cumplimiento internacional está en entredicho, ya que Rusia y China —importador clave de crudo iraní— consideran ilegal la reactivación del mecanismo.
Clément Therme, investigador asociado al Instituto Internacional de Estudios Iraníes de la Universidad de la Sorbona, advirtió que “existe un costo por eludir las sanciones: un costo político, pero también financiero y económico, porque las transacciones se encarecen”. El grado de impacto dependerá de la cooperación internacional y de la respuesta de los principales socios comerciales de Teherán.