Según el Ejército de Ucrania, el operativo incluyó 309 drones Shahed y ocho misiles de crucero Iskander-K. La ofensiva dejó al menos 31 personas muertas y más de 150 heridas, además de graves daños en viviendas, escuelas y hospitales.
El presidente Volodímir Zelenski calificó el bombardeo como “un ataque terrorista de gran escala” y pidió a la comunidad internacional intensificar la presión diplomática contra Moscú. “Necesitamos más sistemas de defensa antiaérea y medidas concretas. Cada ataque de Rusia debe tener consecuencias reales”, declaró en un mensaje televisado.
El alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, confirmó que los equipos de emergencia trabajaron toda la madrugada para rescatar personas atrapadas entre los escombros. “Estamos frente a uno de los bombardeos más letales desde el inicio de la invasión”, afirmó.
Este ataque ocurre en medio de una escalada militar en el este de Ucrania y mientras el Gobierno de Kiev insiste ante el Consejo de Seguridad de la ONU para que adopte nuevas sanciones que aumenten la presión política y económica sobre Rusia.