“Mi cámara es mi forma de decretarle la paz a la guerra”, afirmó Alexa Rochi en entrevista con El Dorado Radio.
En un país donde las armas han narrado la historia durante décadas, Alexa Rochi eligió contarla de otra manera, a través de su cámara. Esta mujer tulueña, artista visual, firmante del Acuerdo de Paz y autora del fotolibro Disparos X Disparos, ha tejido un relato tan íntimo como político, tan suyo como colectivo.
Alexa no se vinculó al conflicto por convicción política, fue más bien una cadena de violencias la que la empujó a buscar refugio, “no llegué a las FARC por posturas políticas, sino porque fue mi única salida. Las FARC se convirtieron en un refugio paramédico”, señaló Alexa Rochi. En medio de ese contexto, y casi por accidente, apareció la fotografía, “le tomé una foto a un pájaro en la selva y no supe borrarla. Esa fue la primera vez que toqué una cámara”, explicó Rochi.
Tras la firma del Acuerdo, Alexa se lanzó a la ciudad, cámara al hombro, sin recursos ni garantías, pero con terquedad. “Decidí vivir de la fotografía, aunque me tocó muchas veces desayunar después del almuerzo porque no tenía con qué comer. Pero yo quería contar la paz desde la calle, desde lo que se estaba moviendo”.
Así nació Disparos X Disparos, un fotolibro escrito a dos voces —la de Alexa y la de su esposa, Ivonne Alonso— que recoge diez años de historia: desde la vida en los campamentos hasta las movilizaciones feministas y LGBTIQ+. “Fue un proyecto autofinanciado, casi ponemos un puesto de empanadas en la Colpatria para lograrlo”, dijo entre risas. Pero también es un grito: contra el estigma, contra el olvido, a favor de la memoria.
Durante un tiempo, Alexa trabajó al lado de quienes un día fueron sus enemigos. “Nos dimos bala con varios. Y hoy nos escribimos por WhatsApp. A un militar le quitas el uniforme y es otro mortal, igual que yo”, reflexionó. En esa convivencia inesperada, descubrió una verdad más compleja: “No hay reconciliación sin humanidad”.
Antes de cerrar, dejó un mensaje que resume su camino: “La paz no es un papel firmado entre un grupo guerrillero y el Estado. La paz es un compromiso de cada quien con este país. Y aunque parezca imposible, no podemos dejar de creer”.