La organización calificó de inaceptable la condición impuesta por el gobierno de Benjamín Netanyahu, que exigía su desarme total como requisito para avanzar en el cese de hostilidades.
El grupo islamista Hamás rechazó la última propuesta de alto al fuego presentada por Israel, que contemplaba una tregua de 45 días, la liberación de 10 rehenes y la entrada de ayuda humanitaria en Gaza.
En respuesta, Hamás propuso un acuerdo integral que incluya la retirada total del Ejército israelí de Gaza, el cese permanente de la ofensiva y la reconstrucción del territorio a cambio de la liberación de todos los rehenes. Khalil Al-Hayya, jefe negociador del grupo, acusó a Israel de usar propuestas parciales como táctica dilatoria para sostener la guerra y justificar su presencia militar prolongada.
Mientras las negociaciones fracasan, el Ejército israelí ha intensificado sus ataques en la Franja de Gaza. Según el Ministerio de Salud controlado por Hamás, al menos 30 personas han muerto en las últimas 24 horas, elevando el número de fallecidos desde marzo a más de 1.500. Los bombardeos han golpeado más de 40 objetivos y el 60% de la infraestructura local estaría ya destruida, de acuerdo con la Cadena SER y Reuters.
Al mismo tiempo, miles de gazatíes han salido a las calles en protestas contra Hamás, exigiendo que el grupo abandone el poder. Las manifestaciones reflejan el creciente descontento de la población civil, en medio de una grave crisis humanitaria que ya ha desplazado al 90% de los habitantes del enclave.