La ceremonia, que forma parte de la tradición papal de celebrar el Jueves Santo con personas privadas de la libertad, incluyó el gesto simbólico del lavado de pies a doce reclusos.
El papa Francisco visitó la cárcel de Regina Coeli, en Roma, para presidir la Misa de la Cena del Señor, a pesar de sus recientes problemas de salud y su convalecencia.
Francisco se desplazó con ayuda de una silla de ruedas, pero presidió la eucaristía en uno de los patios del centro penitenciario, donde fue recibido con afecto por los internos y el personal.
La celebración ocurre en el marco del Jubileo 2025, que tiene como lema “Peregrinos de Esperanza”, y cuya orientación central ha sido el acercamiento a los excluidos, los pobres y quienes viven al margen de la sociedad.
La visita a Regina Coeli no fue elegida al azar. Esta es una de las cárceles más antiguas y emblemáticas de Roma, símbolo de la necesidad de reconciliación y perdón que la Iglesia promueve.
El papa Francisco ha realizado este tipo de celebraciones en diferentes penales desde el inicio de su pontificado, reiterando que “los últimos deben ser los primeros en recibir el anuncio del Evangelio”.
La actividad concluyó con un breve diálogo del papa con los internos, quienes manifestaron su gratitud por la cercanía del pontífice.