Un informe difundido este lunes ha sacado a la luz un escándalo de transfusiones de sangre contaminada en el Reino Unido, que presuntamente infectaron a más de 30.000 personas con VIH y hepatitis C. La investigación, dirigida por el exjuez Brian Langstaff, concluye que las víctimas fueron expuestas a riesgos “inaceptables” y que las autoridades sanitarias y el gobierno encubrieron el problema durante décadas.La pesquisa, que duró cinco años, determinó que las infecciones y muertes podrían haberse evitado en su mayoría. El exjuez Langstaff afirmó que el desastre de la sangre infectada “continúa ocurriendo” hoy en día, ya que algunos pacientes afectados siguen falleciendo cada semana.El informe revela además que algunos niños fueron tratados de manera innecesaria con productos no seguros y utilizados como “objetos de investigación”, ignorando los riesgos de contraer hepatitis y VIH. Estos tratamientos se administraron en un colegio donde los alumnos eran tratados por hemofilia, agravando aún más la situación.El informe resalta la gravedad del encubrimiento y la negligencia, destacando la necesidad de una revisión exhaustiva del sistema de salud y una respuesta adecuada para las víctimas y sus familias.
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