Todos hemos experimentado momentos en los que un lugar o una persona nos afecta emocionalmente, dejándonos cansados o tensos. Sin embargo, lo que muchos no saben es que nuestras emociones y entorno están profundamente conectados con la energía que nos rodea.
La autodefensa psíquica y la armonización energética nos enseñan a protegernos de esas influencias invisibles y a restaurar nuestro equilibrio.
A menudo, entramos a un lugar y sentimos que algo no está bien: un aire pesado, un malestar inexplicable, o tal vez, después de una conversación, nos sentimos drenados y agotados sin saber por qué.
Esto no es casualidad, los lugares y las personas emiten energía, y cuando interactuamos con ellas, esa energía puede afectarnos, ya sea positiva o negativamente.
En el mundo espiritual, se habla de larvas astrales o cascos energéticos: entidades o influencias que pueden adherirse a nuestro campo energético, drenándonos de vitalidad.
La armonización energética es el proceso de restaurar nuestra energía a su estado natural y elevado. Herramientas como cristales, esencias y técnicas como meditación y respiración consciente son esenciales para limpiar nuestro campo energético.
Estas prácticas nos protegen y fortalecen nuestra conexión espiritual, ayudándonos a mantenernos centrados y equilibrados.